jueves, 4 de mayo de 2017

TochoWeek II #4: Las benévolas, de Jonathan Littell

Idioma original: francés
Título original: Les Bienveillantes
Traducción: Maria Teresa Gallego Urrutia
Año de publicación: 2006
Número de páginas: 1200
Valoración: recomendable (para interesados en la 2ª Guerra Mundial)


La ingente obra objeto de esta reseña obliga a ir directos al grano debido a su gran extensión y al alto nivel de detalle que contiene. Vamos a ello.

Situémonos: Inicios de la Segunda Guerra Mundial. Un joven jurista, Maximilen Aue, debido a una situación circunstancial indeseada y con el fin de salir de un embrollo en el que se ve implicado, entra a formar parte de la SS en plena expansión de las fuerzas alemanas hacia el este. Sus tareas como oficial de enlace no son de carácter combatiente en el frente sino para servir a la SS estableciendo relaciones en los terrenos donde el ejército alemán ya está aposentado y posee el control. De esta forma su misión consiste en mejorar la «gestión» (eufemismo evidente) de los ciudadanos de las tierras ya conquistadas, ayudar a la SS a tratar con sus habitantes y proponer soluciones a los problemas de abastecimiento y utilización de mano de obra. De esta manera, el autor nos hace partícipes de los intereses económicos, fanatismos religiosos, e intereses partidistas que propiciaron el Holocausto siendo el teniente Aue testigo y parte activa de la aplicación de la ideología nacionalsocialista impulsada por el nazismo, y estableciendo un marco sociológico y económico que permitió y alentó esa locura. 

Narrada en primera persona a través de la figura de Aue, seguimos la evolución del personaje a lo largo de la guerra. Vemos como Aue empieza con claras (y obvias) dudas sobre la moralidad de las acciones cometidas por los servicios de inteligencia alemanes pero, poco a poco, y a base de ver una y otra vez escenas salvajes, se va volviendo insensible a ellas. Igualmente, justifica la «necesidad» de realizar tales acciones para lo que se supone un bien común para la población alemana y la supervivencia de su pueblo a la par que busca autojustificación por los actos de la SS. De esta manera el libro profundiza sobre la ideología del movimiento fascista y la forma de reafirmarse en esta ideología para justificar las acciones llevadas a cabo. La idea de que todo aquello que es bueno para el pueblo (alemán, se sobreentiende) es justo que sea realizado sustenta las atrocidades llevadas a cabo durante el Holocausto y les da cierta cobertura moral. De otro modo sería insoportable para sus vidas. Así, la novela trata un punto que será clave en toda su extensión: la justificación de los actos atroces en base a conseguir un mundo mejor para el pueblo alemán. Que el protagonista advierta desde un inicio que «no piensa pedir perdón por su pasado» y «no estoy arrepentido de nada; hice el trabajo que tenía que hacer, y ya está» es una declaración de intenciones que, sin lugar a dudas, demuestra el espíritu de la novela. 

Las preocupaciones del teniente son el alma de la novela, así como otro aspecto que aparece de forma frecuente: las dudas sobre su condición sexual. Con un despertar sexual cercano a su hermana gemela de la que se enamora, tiende a rehusar el contacto físico con las mujeres y se refugia ocasionalmente en relaciones con los hombres. Esta ambigüedad sexual tiene su consecuencia no solo en la dificultad manifiesta para las relaciones sentimentales sino también en pesadillas constantes. También ello afecta a su estado físico con graves problemas intestinales y de salud donde el autor no escatima en detalles si lo considera oportuno. Estos factores provocan que en esta novela haya escenas donde la crueldad es extrema, con descripciones en las que abunda una cantidad de detalles que te remueven la consciencia, con acciones descritas con exceso de momentos escatológicos. Todos estos elementos causan numerosos episodios oníricos al teniente Aue donde se manifiestan sus inquietudes y miedos. 

Una vez analizada la historia, y si nos ceñimos a la propia escritura, es necesario informar al posible lector que el estilo narrativo no ayuda a abordar un libro de tal magnitud. Sus más de mil páginas y un número elevado de personajes con su cargo identificado en lengua original alemana no facilitan las primeras incursiones en el libro. Asimismo, la novela está repleta de nombres de personajes históricos reales con lo que sin duda refleja autenticidad, rigor y gran trabajo de documentación por parte del autor, pero dificulta su lectura, por densa. Es harto difícil no perderse con tanto baile de siglas, nombres y cargos (en su idioma alemán). Además, la complejidad de la obra se hace evidente con párrafos interminables sin apenas puntos y aparte, saltos temporales de improvisto sin especificarlos, conversaciones entre personajes sin marcar quien habla en cada momento (hasta escritos de forma continua en algunos casos). Todo parece indicar que el esfuerzo y trabajo que puso su autor al escribir una obra de tal magnitud quiere también que lo suframos (sí, «suframos») los lectores. Tampoco ayuda una narración en que, teniendo en cuenta que se basa en hechos históricos, no se indica prácticamente en ninguna ocasión en qué momento de la guerra nos encontramos. De esta forma, a menos que uno sea un erudito en el tema, es el contexto y los hechos los que nos ubican en el momento cronológico narrado. Este factor es posible que sea buscado expresamente por el autor para que nos centremos en el personaje y no en la narración de los hechos históricos pero, siendo conocedores de la historia, ayudaría cierta información cronológica para saber en que momento nos encontramos. Según mi punto de vista, este aspecto tiene en cierta parte algo de incoherencia puesto que, ¿cuál es la intención del escritor en dar tanto detalle de la guerra si no es para que nos situemos en ella? ¿Es únicamente con el fin de demostrar sus altos conocimientos? Tengo ciertas dudas respecto la respuesta ya que el nivel de detalle y la participación de personajes reales me hacen percibirlo como a un tratado histórico pero al no incluir el detalle del momento temporal de los hechos hace que lo vea como incompleto.

Dicho esto, una vez terminado el libro me deja con sensaciones encontradas. Sin duda interesará y hasta apasionará a los lectores amantes de la novela histórica ya que en esta obra abundan los detalles y la rigurosidad de la narración. Para lectores no tan amantes de la novela histórica, encontrarán interesante la parte de la lucha interna y moral sobre como justificar los actos perpetrados por sus protagonistas y la lógica aplicada para convencerse que hacen lo correcto. La parte negativa la dejo en la gran cantidad de datos y densidad de la obra (nada fácil para el lector), la escatología, los sueños que tiene con la hermana y el deseo hacia ella que, a pesar de aumentar carga emocional al personaje y justificar algunas acciones, interfiere negativamente en el desarrollo de la historia. 

A la hora de valorar el libro en su conjunto, me quedo con la valentía del autor en narrarnos la segunda guerra mundial desde el punto de vista de un oficial de la SS y, a pesar de las atrocidades perpetradas durante el Holocausto, tener la osadía de defender con ideas su punto de vista. Ya el propio autor destaca justo en el prólogo que entre los alemanes culpables del Holocausto y el propio lector no hay tanta diferencia, más allá de haber nacido en otro tiempo y otro lugar, apuntando que en caso de que al lector le hubiera tocado vivir esa situación habría hecho exactamente lo mismo. Jonathan Littell no pretende que Aue nos caiga bien, es un personaje retorcido, débil en apariencia pero inflexible en actos y las dudas que alberga sobre la moralidad de los actos se van diluyendo a medida que avanza la historia. La clave de la novela es acercarnos lo suficiente a un personaje capaz de cometer tamañas atrocidades para ver hasta qué punto estamos distanciados de su ideología. Con esta novela se lleva al lector a un punto donde le obliga a cuestionarse qué habría hecho él en esa sociedad. El autor retrata los hechos sin esconderse en eufemismos ni en intentos de suavizarlos. No se juzga al teniente Aue, se expone su visión. 

Littell cuestiona si en la actualidad podría volver a suceder lo mismo, si la humanidad es suficientemente fuerte moralmente para que no se repita la situación, si podríamos detener con nuestros actos individuales una masacre colectiva como la ocurrida. El mérito de la novela está ahí, en despertar conciencias, en acercarnos como lectores a un personaje cruel para que valoremos si, a día de hoy, toleraríamos y permitiríamos un acto parecido. Hay mucho debate en la novela, muchas cuestiones que quedan alojadas en el interior de cada uno, buscando el objetivo de poner al lector frente al espejo y sondearlo, para que al fin nos cuestionemos todos si podríamos caer otra vez en el mismo y trágico error.

En una sociedad en clara tendencia hacia los populismos, el crecimiento de la extrema derecha y la xenofobia, el mérito de la novela y el poso que nos deja queda perfectamente resumido en palabras encontradas en el propio libro:

«Ya se ha acabado la guerra. Y, además, hemos aprendido la lección; no volverá a suceder. Pero, ¿estáis completamente seguros de que no volverá a suceder? ¿Estáis tan siquiera seguros de que se haya acabado la guerra?»

10 comentarios:

Ariel dijo...

Las Benévolas es una maravilla de libro aunque como bien dices, no es un libro fácil y su lectura requiere atención. Lo leí hace tiempo y aunque la descripción de algunos aspectos de la guerra sin duda me impactaron y conmovieron tengo un recuerdo más vívido del peregrinaje del protagonista por la novela, con lo que dices debe ser un efecto buscado por el autor.

El esfuerzo, en este caso, bien vale la pena.

Muchas gracias por la gran reseña que has dejado.

Marc Peig dijo...

Muchas gracias Ariel por tu comentario. Tal como dices, es cierto que se trata de una lectura densa y requiere cierta pausa. De las muchas sensaciones que el libro me causó, me quedo con la frialdad del protagonista en la ejecución de sus tareas y en cómo el sistema ayudaba a los ciudadanos a cerrar los ojos a la "barbarie". Es algo que conviene no olvidar, para evitar que suceda de nuevo.
Saludos y gracias por comentar.
Marc

ealberto dijo...

A mí también me pareció estupenda. De hecho cuando te adentras en la lectura llega un momento, al menos a mí me pasó, en que te das cuenta que es una obra mayor, impactante.

Marc Peig dijo...

Sin duda, EAlberto. La densidad y volumen de la novela la hace muy completa e impactante. Para aquellos interesados en la Segunda Guerra Mundial es todo un lujo pero, para los menos aficionados a las novelas históricas, la lectura deja una reflexión interesante sobre la condición humana.
Gracias por participar con los comentarios.
Saludos
Marc

JimmyMcNulty dijo...

Me ha pasado con esta crítica como con la de SPQR y La Guerra del Fin del Mundo. Es decir, culpar a la densidad de la obra, los rodeos, la multitud de personajes, en fin, a cierta parte de su complejidad, .... como un problema en la obra,....sin palabras. Quién quiera literatura facilona y simple ya sabe todo lo que hay en los estantes de los grandes almacenes. Para cada uno el entretenimiento y el disfrute son diferentes y no tiene porque ir asociado a lo simple o a lo fácil o a lo plano. Pero cuando habéis tocado de esta manera a 'Las Benévolas', bueno, no lo he podido soportar y he tenido que escribir esto. 'Las benévolas' es magistral en su complejidad, en mostrar la crueldad en su exposición del alma humana, y para que no quede la ficción en sí, como eso, ficción, acompaña a su personaje principal en todas las barbaries nazis de las que se tienen constancia. Sinceramente creo que es mejor que os dediquéis a la crítica de otro tipo de obras pero no de estas.

Marc Peig dijo...

Hola Jimmy. En primer lugar, gracias por los comentarios (siempre bienvenidos si son constructivos). Aunque no coincidamos en la valoración del libro, la crueldad de la narración está mencionada específicamente en la reseña, así como el mensaje que transmite; ésta es la parte que más me gustó y de la que guardo mejor recuerdo. Pero debo reconocer que el libro se me hizo en algún momento excesivamente denso o escatológico. No es cuestión de si a uno le gusta la literatura facilona o simple, sino de si el libro ha gustado o no y sobretodo indicar el "por qué". Y el "por qué" es totalmente subjetivo como indicas en tu comentario. Hay libros simples que son un tostón y otros más voluminosos que son muy buenos. Simplemente es cuestión de gustos y puede que mis motivos no coincidan con los tuyos. En cualquier caso, mi valoración es "recomendable" (no lo considero un imprescindible como apunta tu comentario pero tampoco es que lo haya dejado por los suelos).
En cualquier caso, gracias por seguirnos y espero que coincidamos en valoraciones futuras.
Saludos
Marc

Juan G. B. dijo...

Todo es cuestión de pareceres: a mí , por ejemplo, "The Wire" me resultó una serie de tv facilona y simple (lo digo en serio) y sin embargo, a mucha gente le parece la repanocha. ¿Pienso yo que esas personas deberían dedicarse a hablar de otras cosas, en vez de pretender establecer el canon audiovisual? Pues sí, lo pienso, pero como estoy bien educado no lo digo.

JimmyMcNulty dijo...

@Juan G.B. entiendo que lo de The Wire es un poco de provocación aunque sea sincero ja ja. En fin, acabo de descubrir que tenéis un blog de 'un disco a la semana'. Tengo que ver más, peo reseñáis muy bien (como no puede ser de otra manera el Felt Mountain de Goldfrapp, Vampire Weekend o el Settle de Disclosure, puede que sirva de redención, y váyais convenciendo...

Francesc Bon dijo...

Hola Jimmy: gracias por un nick tan curioso y por tu halago sobre nuestro "otro blog" en el que, de momento, solo hemos publicado Koldo y yo. No nos da para más el tiempo, pero ahí estamos.

Telefono Edecom dijo...

¡Besos!
Es la primera reseña que veo, y aunque me llamaba la atención, quizá no creo que me guste demasiado...