sábado, 2 de septiembre de 2017

Andreu Veà: Cómo creamos internet

Idioma original: castellano
Año de publicación: 2013
Valoración: Se deja leer (pero, si no es usted un experto, igual ni lo intente)

Llama la atención esa primera persona del plural del título, no? Se puede pensar en un uso de cortesía en el que se atribuyera la autoría a todo el colectivo al que se da voz en el libro. Pero más bien creo que el Dr. Veà se incluye sin lugar a dudas en ese amplio grupo de creadores de internet, que para eso no ahorra protagonismo a lo largo de todo el volumen, como luego veremos. Parece ser que este señor tuvo cierto papel en la introducción de la red en España, aunque no sé hasta qué punto eso justificaría su inclusión en el ámbito de sus 'creadores'. Pero dejemoslo ahí.

Tirando de trazo muy muy grueso, se puede decir que internet empezó a gestarse a finales de la década de 1960, vamos, mientras arrasaban los Beatles y hervían los movimientos estudiantiles, hay que ver. En esa época, un organismo dependiente del Departamento de Defensa norteamericano (DARPA) promovió la creación de una red, parece que por motivos meramente militares, aunque Veà lo niega varias veces. La iniciativa fue acogida con entusiasmo por varias Universidades, y diversos grupos de técnicos se pusieron en marcha, hasta la creación de ARPAnet. La mecha estaba ya encendida, y de ese núcleo fueron surgiendo estudios y avances en informática e ingeniería de comunicaciones, hasta conectar aquella red con otras, y constituir lo que propiamente es internet.

Por medio hay un sinfín de aportaciones técnicas, de las que me he quedado con conceptos como la conmutación de paquetes o los protocolos TCP/IP, y otros más conocidos como el correo electrónico, el registro de dominios o la web. Lo más notable es que todo este conglomerado de avances interrelacionados, que para los profanos resulta absolutamente incomprensible, se fue gestando de forma casi espontánea, a veces a iniciativa de un pequeño grupo en una Universidad, de un técnico en sus ratos libres, o de científicos de organismos completamente ajenos al proyecto inicial (como el CERN europeo). Así que la historia de internet tiene algo de silvestre, incorporando de forma abierta múltiples fuentes y centros de actividad, todo ello con carácter totalmente técnico, y por tanto muy difícil de ubicar y valorar por alguien ajeno a ese mundillo.

Andreu Veà, presidente en España de Internet Society, creo que apoyado en su propia tesis doctoral, se lanza a elaborar este ‘libro para curiosos’ (creo que es el término textual que utiliza), es decir, dirigido a gente como un servidor, cuyos conocimientos apenas alcanzan más allá de reiniciar el ordenador cuando se bloquea, y cosas así, tan primarias. Y aquí viene el problema. Porque de entrada tenemos unas 100 páginas con una descripción más o menos detallada del proceso histórico al que me he referido, todo bastante confuso, con escasas explicaciones y cierto desorden. Y a partir de ahí otras 300 (sí, 300, no me he equivocado) con unas cuarenta entrevistas a muchos de aquellos pioneros, basadas en un cuestionario de ocho o diez preguntas estándar, de modo que cada uno de los entrevistados se explaya a su gusto sobre mil y un detalles de los que apenas entendemos nada. A veces las entrevistas se prolongan ocho o diez páginas, generalmente con cierto grado de autobombo, y siempre incorporando una foto del profesor Veà con cada uno de los interesados. Bien para dar fe de la realidad de los encuentros, o tal vez por la cosa egocéntrica a que me refería al principio. 

De manera que la dificultad con que tropezamos no es desdeñable: nos tragamos un tocho de considerables dimensiones sin que apenas nos podamos hacer una idea cabal sobre la historia de este invento, naufragando sin remedio entre cientos de términos técnicos desconocidos y miles de siglas de organismos misteriosos (ah, esa monstruosa querencia norteamericana por las siglas), con lo que la lectura termina por hacerse aburrida, interminable, imposible de digerir y –salvo lectores irreductibles, como quien esto suscribe- seguramente abocada al abandono por desesperación.

En definitiva, me aventuro a suponer que el Dr. Veà, orgulloso de su tesis y con el inmenso material de las entrevistas entre manos, se decidió a convertirlo en libro. Con el pretexto teórico del ‘libro para curiosos’, algún avispado editor hizo de él un volumen de formato casi lujoso, tapas duras, papel de calidad, página semicuadrada y presentación tipo revista o anuario, con numerosas fotografías –incluidas, claro, muchas del propio autor. Y, claro, precio en consonancia: cerca de los 50 euretes. Ah, bueno, sí, le añadimos una especie de somera introducción para que adquiera más empaque y, ale, tochazo destinado a lucir en la estantería del teleco con inquietudes.

Desde este punto de vista y para ese target, el libro cumple su función, es bonito y atesora un trabajo de campo impresionante, con montañas de datos y anécdotas. Pero no es desde luego un libro de historia, ni se molesta en explicar conceptos a los no iniciados, ni tiene rigor expositivo ni auténtica elaboración de datos o un discurso coherente. Y fíjate que al final del volumen hay algunos cuadros cronológicos muy claros con los hitos fundamentales. Se podrían haber utilizado como esqueleto de un relato tal vez interesante para los profanos, pero habría que haberlo trabajado mucho más, con otro enfoque y un objetivo diferente. Pero, venga, don Andreu, tiene usted los conocimientos y el material: póngase a la tarea.

PS: Si alguien tiene curiosidad, también hay una página web dedicada al libro. Si le echa el lector un vistazo, advertirá el carácter rudamente comercial de todo el asunto.

4 comentarios:

María dijo...

Al respecto del asunto fantástico, ligero y muy interesante el libro " la gran adicción" de Puig Punyent. Sobre Internet y nosotros.

Carlos Andia dijo...

Por lo que he visto, es algo curioso, aunque no tiene mucho que ver con la historia de internet. O sí, porque -por lo que he visto por ahí- de alguna manera es el viaje de vuelta al mundo analógico: después de tantas peripecias y avances técnicos inimaginables hace muy pocos años, algunos ya dimiten de tanto bit y tanta app. La idea es sugestiva, claro, pero ¿y qué sería de nosotros, de blogs como este, hechos con tanto cariño? Hummm, habría que pensarlo.

Muchas gracias por tu aportación, María.

María dijo...

En este libro queda claro... ni tanto ni tan calvo!!! Ah, y está disponible en Bidebarrieta...

Carlos Andia dijo...

Vaya, justo donde yo pillé el de la reseña.
Un saludo, María